miércoles, 9 de enero de 2008

¿QUÉ ES UNA DIETA?


Hace tiempo que siento la necesidad de poner e orden todo lo que he aprendido en los últimos 15 años de docencia.


Son ya casi dos millares de alumnos a mis espaldas, con la satisfacción de llamadas y correos ya casi regulares, que me consultan, agradecen o muestran aprecio por los conocimientos adquiridos en mis clases.


Siempre en torno a la cultura mediterránea en estos años he ido haciendo incursiones en otras disciplinas culinarias y sistemas que aunque fuera de cualquier cultura o tradición han prometido la mejora de la salud.


Mis conclusiones son simples: lo que es bueno sirve para todos. La base de mi investigación - que hace esos quince años que empezó y que sospecho que no va acabar nunca -, es otra norma simple impuesta por la naturaleza que nos rodea: “las personas deben alimentarse, siempre que sea posible, de aquello que es tradicional allí donde habitan, de lo que brinda cada temporada y de cultivo mediterráneo, es decir limpio de aditivos innecesarios”
Claro que eso no siempre es posible; antes debemos descubrir esas tradiciones, ya que en los últimos años se han perdido de manera preocupante las costumbres que se remontan a veces a cientos de años.
Hoy que podemos disponer de cualquier tipo de alimento en cualquier momento del año, se dan por ello dos grandes fenómenos que nunca antes se habían dado a gran escala. Uno. Se ha perdido la noción de cuales son los alimentos propios de cada temporada. Dos. Que la salud se ha convertido en una decisión personal.
La escasa calidad de los productos más básicos y la gran abundancia de alimentos, que por innecesarios son prescindibles aunque representan los de mayor consumo, han conseguido que las personas se enfrenten a una inmensa confusión ante la que es muy complicado saber que los que es lo conveniente y que lo prescindible.
Ante la duda la comodidad y los sabores simples –dulce y salado- triunfan, sin que nadie pregunte ni se preocupe por el contenido, procedencia o composición. Ante semejante panorama he decidido empezar a través de estos artículos, la creación de un manual simple para facilitar la decisión a quienes, como yo, quieran preservar su salud y la de sus hijos.
CAPITULO 1 ¿Qué son las dietas? Todas las personas necesitamos alimento para subsistir. Es algo tan básico que se da por entendido aunque nadie nos haya aleccionado al respecto. Alimentarse –suele decirse- es comer de manera sana. Seguimos sin saber que es comer de manera sana.
Otras descripciones de comer para preservar la salud so: Una dieta equilibrada Comer un poco de todo Un dieta mediterránea Comer organizadamente Hacer dieta de vez en cuando Podría enumerar algunas otras.
Lo cierto es que ninguna de esas descripciones da una pista certera de cómo comer bien. Empecemos por la descripción de la palabra DIETA. DIETA. La dieta es una manera de comer durante un periodo corto para solventar una situación puntual.
Es decir, como un dieta blanda durante una semana para dar tiempo a mi organismo a recuperarse. Nunca se puede seguir una dieta de manera continua. Las dietas milagrosas es cierto que no existen.
Las personas que las siguen lo saben, porque nunca funcionan. Es impensable que una dieta de un mes solucione algo que se ha gestado durante muchos años. He seguido algunas dietas que aunque no correctas si que consiguen resultados. Pero es debido a la constancia y a la ausencia de alimentos muy nocivos.
Una vez que se han conseguido algunos resultados visibles, suele pensarse que pueden restablecerse lo que se entiende por normalidad. O sea volver a las costumbres que generaron los problemas que nos llevaron a creer que es necesaria una dieta. Quiero ser muy claro con todo esto.
No existen dietas que solventen problemas y mucho menos de manera estable. Por tanto si eliminamos la palabra “dieta” como solución a los problemas de salud, nos queda un enorme vacío.
¿Qué hacemos para saber que hemos de comer?
Es prioritario entender nuestro sistema digestivo, del que hablaré con detenimiento más adelante, pero en principio se debe entender que las patologías que una persona padece, son debidas a una alimentación incorrecta, ya sea directa o indirectamente y en segundo orden a factores ambientales.
Si observamos un deterioro de nuestra salud, debemos evaluar tres parámetros indispensables. los hábitos alimenticios el entorno en el hogar el entorno laboral Evidentemente se necesita ayuda para realizar una observación objetiva de los posibles trastornos de salud en relación a nuestros hábitos cotidianos.
Una manera fácil, claro está, es leer este libro; un buen principio. –siempre digo que todas las cosas importantes de la vida empiezan con un libro en las manos – Lo interesante es descubrir la evidencia: si estamos enfermos o desequilibrados, está totalmente claro que algo de lo que hacemos de manera cotidiana, no funciona.
Y no hemos de conformarnos con buscar un solo problema, porque cuando existe una patología declarada, es porque ya existen un cúmulo de costumbres nocivas en nuestra vida. En cada capítulo, iré dando las nociones para desenmascarar cada una de las posibles actitudes y actividades diarias que generan problemas a nuestra salud.
En este preámbulo quiero hacer hincapié en que desde un principio deseché de mi vocabulario la palabra dieta en favor de lo que yo llamo “Reeducación Alimenticia” Es decir, una vez que descubrimos cuales son las causas de la mala salud, cambiar esos hábitos por otros que al menos no atenten contra nosotros.
Hay un ejemplo que me gusta repetir. Muchas personas me dicen que se sienten mucho mejor desde que han cambiado la leche de vaca por la de avena o soja. Y es que no se trata de que hayan mejorado por consumir leche de avena, de almendras o de soja, es simplemente porque han dejado de tomar leche. Si hubieran cambiado la leche por zumos, fruta o simplemente agua, se sentirían igual de bien.
Cambiar hábitos incorrectos por otros, no nocivos o beneficiosos, es Reeducarnos. Todo esto parece más simple de lo que realmente es, pero hay un factor del que todavía no he hablado y que es determinante: la contribución de la persona que desea mejorar su salud. Reeducarse significa hacerse cargo de uno mismo, reconocer lo que estamos haciendo mal e intentar solventarlo.
Se por experiencia que si no consigo generar un cambio en mis alumnos, no es posible que su salud mejore. Es una bonita frase: “para mejorar la salud es necesario el cambio”
CAMBIO = SALUD
Próxima entrega: ¿Cuál es el alimento que nos da la vida?

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